“El Nacho es todo. Su pasado, su presente y su futuro”
Una despedida que atraviesa varias generaciones de docentes del viejo Nacional 19, se dio con la carta escrita por el profesor de Educación Física, Gabriel Michalski. En su anuncio virtual de la llegada de la jubilación, en tiempos de pandemia del Covid-19 con la cuarentena que tiene a las escuelas y colegios con sus edificios cerrados, pero en plena actividad pedagógica, de manera remota, el adiós del profe genera emociones y recuerdos porque es una brillante crónica de épocas y momentos compartidos.
Quién dijo que las despedidas son sencillas, quién dijo que sobran las palabras a la hora del abrazo de la despedida. A Gabriel Michalski, profesor del Colegio 19 "Luis Pasteur", no le fue fácil escribir a la comunidad educativa en su conjunto. Pero, en tiempos de pandemia por el coronavirus no tuvo más opción que escribir a sus compañeros y compañera de trabajo cotidiano en el tradicional edificio de calle Navarro 4344 y en el campo deportivo a metros de la General Paz.
"Querido Nacho, llegó el día de jubilarme y no es cosa simple, de todas las despedidas, dejé para el final ésta. La más sentida y la más difícil". Conciente de todas las dificultades que trajo aparejada la pandemia, el anuncio de la jubilación también le significó no haber tenido el espacio ni el lugar para estrecharse en un abrazo con sus colegas de trabajo, "no sabía cómo hacer para expresarte todo lo que me pasa en este momento, hasta que me di cuenta que la única manera era ésta, diciéndoselo a quienes hoy son la cara visible".
En su misiva electrónica recordó cómo fue que descubrió que el Nacional 19 sería la opción adecuada para la realización de sus estudios secundarios, "cuando a mis 12 años cursaba el séptimo grado de la Escuela 15 Antonio Devoto, me avisaron que debía ir al día siguiente con un guardapolvo bien presentable, había sido seleccionado para representar a nuestra escuela en el acto de inauguración del nuevo colegio secundario en Villa Devoto". Agregó Michalski, "el primer Bachillerato en el barrio, así fue como en ese septiembre de 1972 llegué y dije presente al primer acto formal del naciente Colegio Nacional N° 19 Luis Pasteur".
El profe evoca aquellos días de 1973, "al año siguiente, y luego de un examen de ingreso creado por la cantidad de inscriptos que no cabían en un primer año en el viejo edificio prestado de Pedro Moran y Cuenca, me permitió empezar a transitar esta historia". Acotó que "en realidad, ante la demanda increíble, se decidió abrir dos divisiones, ahí estaba yo en 1° 1° (Inglés) y -entre muchos otros- uno de los seres más hermosos que me permitió conocer el Nacho en 1°2° (Francés), Sandra Hilale".
Sus pasos en los pasillos y las aulas del viejo edificio donde el nuevo colegio secundario desarrollaba sus actividades de manera provisoria, "fueron los 5 años que más me marcaron en la vida, los primeros amigos, las primeras novias, mi compromiso militante formando parte en el mismo 1973 del primer Centro de Estudiantes del Colegio. Los profes inolvidables, Ortega, Corti, Solé, Salsamendi, Lachman, Perversi, Buquete, Saettone, Thompson, López, Lopecito, Belva, Paladini, Margarita, Beba Ratto, Fonollá, Prudenzó, Martínez, Patora (Urtubey acota el cronista, pero el profesor jubilado ni recuerda el apellido), Bonyuán, Bouzón, Zavala, Vasoli, Augusta, Nilda y tantos otros que ya no están".
Comentó que "fui parte de la primera promoción de egresados con los 5 años completos en el Nacho. El golpe del 76 me encontró ahí, y algunos profes que no nombré antes, tomaron significancia como Robledo, Salvo y algún otro que por suerte ya no recuerdo".
La vida suele dar vueltas impensadas. A Gabriel Michalski, el futuro le deparaba un brillante camino por la Ingeniería. Sin embargo, fue la docencia en la Educación Física la que atrapó su interés, la vocación de enseñar a pibes y pibas en la edad de la secundaria. Y, como suele suceder en el camino de la vida para algunos, el destino para otros, una vez recibido ese joven profesor el lugar más lógico para comenzar el sendero docente debía ser su viejo colegio secundario.
Un momento que quedó registrado en la memoria, "ni bien tuve mi título volví al Nacho, y como quien nunca se había ido, me encontré con Beba Ratto de Rectora, y muchas caras de mis viejos profes". Acotó que "tardaron menos de una semana para llamarme y ofrecerme entrar con una suplencia, me tocó reemplazar por pocos meses a un profe mendocino, Don Hipólito Ricardo Ferreyra, mi primer maestro en esto de entender el sistema".
A la memoria le surgen los nombres de muchos docentes con quienes caminó y caminó por el nuevo edificio de su viejo Nacho, "de esa época también recuerdo a muchos ya jubilados -y otros que hoy ya no están-, Juan, Silvia, Mirta, Pedro, Mariano, Gustavo por nombrar algunos preceptores, Brunilda, Nilda, Alejandra, Graciela Teresita, Angela, Norberto, María, Moni, Marcela y Claudia (imposible nombrar sólo a una) y tantos otros que sería imposible nombrar a todos". Con emoción y un dejo de melancolía, manifiesta que "es increíble, pero estoy seguro que para muchos, esos nombres no necesitan el apellido para saber de quién estoy hablando". Dejó un dato "una vez más había ingresado al Nacho, pensar que ya pasaron 30 años, 4 meses y 8 días, sí, es exacto".
Seguramente, para el nuevo jubilado, la danza de nombres le significó un sinnúmero de recuerdos y vivencias que volvieron a su mente, a su corazón. Se le cruzaron muchos momentos complejos y hasta contradictorios, muchos de ellos muy gratos y otros muy tristes, etapas de avances y de retrocesos. En palabras de Michalski, "nuevos vínculos, nuevos colegas, el reencuentro con Sandra, las nuevas caras, Adrián, Karina, Adriana, Pablo, Maxi, Marcela, Silvia, Claudio, Diego, Dorita, y tantos otros que seguro empiezan a ser familiares para las nuevas generaciones".
En la misiva, citó espacios de la memoria que compartió con sus colegas de la docencia a quienes fue dirigida la despedida, "los encuentros y desencuentros, los agrupamientos internos, el renacer del Centro de Estudiantes, la Marcha Blanca, y siempre el mismo compromiso del querido Nacho, intacto, que se sigue imponiendo a los intentos de torcerle el brazo".
Cerró la carta, "el tiempo me permitió todo lo que uno puede pedir con alguien a quien ama, verlo nacer como a un hijo, acompañarlo en sus primeros años de vida, despedirse y reencontrarse, ayudarlo a marcar camino, hasta me di el gusto de conducirlo por poquito tiempo". Grita con fuerza, como lo hacía en el patio escolar o en el predio deportivo, "gracias Pablo".
Finalmente, en el cierre de la nota afirmó que "hoy, luego de una larga vida juntos, poder despedirme definitivamente viéndolo bien plantado, con una vida eterna por delante". Aseveró que "y vuelvo al principio, me llevó una vida darme cuenta que el Nacho no era el edificio de Pedro Morán, ni el de Navarro. Ni aquellos profes, ni éstos. Ninguna promoción de alumnos. Ninguna anécdota personal, ni nada que pueda explicarse tan fácil".
Gabriel Michalski dice adiós y lo hace como no podía ser de otra manera, con la identidad y el compromiso que nadie le podrá negar jamás, "el Nacho es todo, su pasado, su presente y su futuro. Nació para dejar impronta. Y vaya si lo hizo conmigo". Como empezó el camino, concluyó una etapa de la misma manera, por la puerta grande del Colegio 19, el Nacho de Villa Devoto.
Claudio Morales*
*Periodista. Corresponsal, Colaborador y Productor Periodístico de medios de comunicación argentinos y del exterior. Director de Pregoneros.info Director fundador del Grupo Pasteur, primer colectivo multimedia cultural-educativo juvenil de la Argentina.