Un jugador del Ascenso que cada semana brinda alegría y esperanza a niñas y niños de un merendero de Loma Hermosa junto a un colectivo de jóvenes

07.06.2020

Nahuel Pansardi. Jugador de la Primera división del Club Fénix, que milita en la Primera B. Cada semana junto a un grupo de amigos colabora con el Merendero Color Esperanza. "Lo que recibimos y damos tiene que ser de calidad, en el buen sentido, en el sentido esencial de la solidaridad que trae incorporada a la dignidad". Estudiantes, Temperley, Platense, Nueva Chicago, Cobreloa (Chile) y Sarmiento de Resistencia, vieron jugar a este volante de creación y de marca en el mediocampo. Hoy juega contra el hambre y la desigualdad, en medio de la cuarentena del Covid 19.

Inquieto como en sus tiempos de estudiante secundario en el viejo Nacional 19, o como en sus presentaciones en un campo de juego con cada casaca que le ha tocado jugar a lo largo de los años. Nahuel Pansardi, jugador del Club Fénix en la Primera B, es el mismo personaje que le sacó pecho a la vida en plena cuarentena del coronavirus al sumarse a las estadísticas de los argentinos enfermos de dengue. Como no podía ser de otra manera, salió airoso no con pocas dificultades, pero el volante es un guerrero.

Como crack en la cancha, este profesional del fútbol del Ascenso juega en la actualidad uno de los partidos de la vida, salió con los tapones de punta para involucrarse en la dura realidad social que se vive en el distrito de Tres de Febrero, como se da en la Argentina que sufre la pandemia del Covid19. Conmovido por las dificultades de sus vecinos, horrorizado por el padecimiento de las barriadas populares del distrito, rápido de reflejos como en los estadios, Pansardi convocó a sus amigos para salir a pechear a la pobreza, "nosotros estamos atacando dos frentes por ahora, tenemos la olla popular en el Club Sáenz Peña, que se hace todos los lunes a las 6 de la tarde, y también se le entrega la vianda".

Explicó el deportista que "se les manda una bolsa con otros artículos de limpieza y alimentos no perecederos, eso lo hace la Comisión Directiva". Acotó que "si bien nosotros damos una mano, lo que tenemos y en lo que podamos, con unos amigos creamos una Unidad Colectiva Barrial -así se llama- y se puede buscar en Instagram". Así en las redes sociales, detallan los objetivos de este colectivo, "el propósito de nuclear todas las acciones que venimos llevando adelante desde hace un tiempo, que tienen por fin ayudar en este momento de crisis sanitaria, social y económica que está viviendo nuestro país, en nuestro territorio, que es Tres de Febrero".

Pansardi, emocionado y extrovertido, le contó a Pregoneros que "lo que hacemos cada martes, nos hacemos cargo de la comida y de la merienda de un comedor que está en el Barrio Esperanza, en Loma Hermosa". Dijo que "la verdad es que nos pusimos en contacto con ellos, vimos muchas necesidades que estaban pasando. Cuando fuimos a conocer, nos comentaba la gente de ahí que se iban a cocinar la comida a tres cuadras porque no tenían horno, se había roto y la gente por la calle cuando volvían de cocinar en esas tres cuadras le pedían la comida".

Le comentó a este cronista que "la verdad es que nos propusimos con unos amigos conseguirles un horno pizzero y poniendo plata entre todos los amigos le llevamos el horno pizzero, y cuándo se lo llevamos justo estaban por entregar la merienda que hacen a la tarde, más que nada para los chicos". Su voz cambió de tono, se lo notaba conmovido en la charla telefónica, "lo que vimos es que todos los chicos estaban descalzos -no era un día de mucho frío-, pero vimos que los nenes estaban descalzos o con ojotas". Agregó que, "nos conmovió mucho con los chicos que fuimos -fuimos 10 chicos a llevar el horno pizzero-, nos pusimos en contacto con la gente de ahí y les preguntamos si ellos tenían anotado el talle de las zapatillas, ya lo tenían, nos pasaron la lista y eran más de 120 pares de zapatillas que necesitaban y nos pasaron los talles".

"Nos pusimos en campaña y en una semana conseguimos los 120 pares de zapatillas para todos los nenes, la verdad es que fue muy emocionante cuando se lo llevábamos y nos mandaban las fotos de cómo les quedaban", comentó con ese entusiasmo que es todo un sello de su personalidad. "Y, bueno, eso es lo que hacemos, los martes nos hacemos cargo de la comida de la merienda del Barrio Esperanza, de uno de los comedores del barrio", señaló el volante de Fénix. "Es una tarea muy gratificante, la verdad es que siempre están con falta de algo, solucionar la comida de un día con un grupo de amigos, la verdad que está buenísimo", sentenció Pansardi que integra un colectivo social Unidad Colectiva Barrial, "diez personas pudimos conseguir todo esto y la verdad es que no lo podemos creer, entre los chicos están Gonzalo, Matías, Rodrigo, Juan, otro Matías más, Leandro, Nacho, el Pulga y yo".

El final de la charla con Nahuel dejó una frase que lo identifica y que lo muestra tal como es en la vida, ese apasionado por la redonda, ese pibe que hace culto de la amistad y que levanta el concepto de la familia porque siempre se la juega por sus afectos, subrayó al periodista su estado de ánimo. "Muy contento con todo esto realizado, poder dar una mano en estos momentos que se necesita tanto".

Es el crack de Pansardi, el mismo que dejó una enorme impresión en los hinchas de cada uno de los clubes en que le tocó vestir casacas de diferentes colores. El mismo que en la canchita del Sazpe hace magia con la pelota y les habla a los pibitos, quienes ven en su figura lo que ellos quisieran ser de grandes. El futbolista del Ascenso, que en Fénix defiende los colores del Albinegro, es el mismo que en tiempos de cuarentena sale al barrio a jugársela por los más humildes, con el mismo compromiso y con sentido colectivo que cuando vibra por su gran pasión cada vez que pisa un campo de juego.

Claudio Morales*

*Periodista. Corresponsal, Colaborador y Productor Periodístico de medios de comunicación argentinos y del exterior. Director fundador del Grupo Pasteur, primer colectivo multimedia cultural-educativo juvenil de la Argentina.